sábado, 29 de enero de 2011

¡Dice mi mamá que siempre no!



¡Dice mi mamá que siempre no! fueron las palabras que escuche el pasado 31 de diciembre del 2010, que bueno que fue en fin de año porque tuve la posibilidad de dejar eso que me estaba sucediendo y lastimando tanto, en el año viejo, para después contarlo como una anécdota común y corriente.

La historia comenzó un sábado de junio cuando me llamó mi prima Luz, cabe mencionar que fue una llamada más que inesperada, porque ella nunca lo hace, minutos después vino la confesión: "Wey creo que estoy embarazada" .

Pff ella nunca lo notó pero comenzaron a rodar las lágrimas por mis mejillas, pues mi prima sólo un año más grande que yo, me estaba confesando estar embarazada y más que tristeza, era decepción, pues jamás le habíamos conocido un novio, no hacía nada con su vida y por si fuera poco, la relación con sus papás es más que pésima, después del shock  y preguntarle que quería hacer, escucho su primer respuesta:
Luz- No lo quiero tener
Ana- No seas estúpida, eso ni se te ocurra, si no lo quieres, puedes darlo en adopción, pero neta Luz ¡No!  Esa no es opción.
Luz- Pero de verdad no lo quiero, oye y ¿Si te lo regalo? ¿Lo aceptas?

Ustedes, ¿Qué hubieran contestado? Evidentemente no lo dude, le dije que sí, pero jamás me hice ilusiones porque mi objetivo no era precisamente ser mamá, sino que durante pasaran los meses, ella se fuera ilusionando con su hijo y así decidir quedárselo.

Días después la acompañé a comprar una prueba, me comentó que ya se había hecho la de sangre, que estaba más que asustada y me dijo algo que me hizo sentir más que feliz: "Ana, si lo tengo quiero que tu seas la madrina". Mis ilusiones se elevaron, porque ya pensaba en quedárselo y seguido porque para las personas que conocemos y veneramos los sacramentos católicos, sabemos lo importante que son y el honor que representa el ser padrino de un ser que no es tu hijo, pero que ante Dios lo será en caso de una emergencia.

Para no hacerles el cuento largo, Luz tuvo muchas dudas sobre tenerlo o no, al principio rechazaba a su bebé, hizo hasta lo imposible por abortarlo, pero ese angelito se aferró a la vida, demostrando que a pesar de que su madre no lo deseaba, él si deseaba venir al mundo y cambiarle la vida a quienes lo rodean.

El día 24 de febrero del 2010, nace Melissa, día de alegría en la familia, ahí va la madrina corriendo a conocerla, aún y cuando no pude pasar al hospital, le compré algunas cosas que necesitaba y me había pedido Luz, utensilios que no me negué a comprar, porque eran para mi ahijada, yo estaba más que feliz, juntando dinero para cuando fuera el Bautismo tener la medalla, el dinero para la iglesia y lo que se necesitara.

A la semana de nacida, me entero por una indirecta de mi tía, que ella y su marido iban a ser los padrinos, ¡Ouch! La noticia me cayó como balde de agua helada, no sabía que hacer, si reír, llorar, gritarles, reclamarles, en ese momento creo que hice lo mejor, me despedí y me vine a mi casa, en el camino me entristecí horrible pensando: "¡Qué mala onda!Por Dios, si el marido de mi tía nunca se ha hecho responsable de mis primos, menos lo hará con su nieta, ¿Cómo se le ocurre a Luz? ¡Qué estúpida soy! Yo apoyándola desde el principio y me sale con sus babosadas".

Llegando a mi casa le dije a mi mamá lo que había pasado, ella respondió que pues yo ya sabía como eran y que en esa casa como buen macho el marido de mi tía era el que mandaba, aún y cuando es un parásito, en fin... esa es otra historia.

Meses después voy a casa de mi prima y me encuentro con que ya estaban haciendo las invitaciones, yo pues ya más convencida de que era cierto que me habían descartado, me hice como que no había visto nada y mientras ella no me lo dijera de frente, yo seguía con la incertidumbre de ser la madrina de Meli.

31 de diciembre del 2010, suena el timbre de mi casa y es Luz con un regalo para mi mamá que todo el tiempo las ha apoyado y ¡Zaz! Eso no era todo, saca la invitación de su bolso, para el Bautismo de Melissa. Lo primero que revisé fue a los padrinos, inmediatamente experimenté  un cúmulo de tristeza y decepción como pocas veces he sentido, no estaban los nombre de mi tía y su marido, sino los de unos sobrinos del mismo, ¡Qué poca madre! Eligió que esas personas, con las que no convive la niña, serían sus padres.

En ese momento estaba yo muy susceptible, por situaciones ajenas a esta historia y me salieron lágrimas inmediatas, seguidas de muchos reclamos, ella sólo contestó que no podía ser diferente, porque vive en casa de su papá y la había amenazado que si no era su sobrino, se olvidara de vivir ahí.

El chantaje del imbécil con el que mi tía vive, fue la clave para la toma de decisión de Luz, puedo entenderla, porque no tiene a donde ir y el tipejo tiene el control de la casa, sin embargo que entienda, no significa que no me duela, porque repito se lo importante del sacramento y yo nunca le hubiera fallado a la niña, ¿Dónde estuvo ese primo cuando Luz no sabía que hacer? ¿Existiría Melissa si yo no hubiera aceptado que me la regalara? 

¿Qué le dije? Pues lo que más recuerdo fue "¡Qué poca madre!, yo no sé quien es tu primo y no lo conozco, pero sabías que a Melissa nunca le iba a faltar nada. Lo que hiciste no estuvo bien y no estoy enojada, estoy dolida, porque desde el primer momento que supimos del embarazo te apoyé e hice lo posible porque esa niña naciera, estuve contigo y te ayudé hasta donde pude, no cuentes conmigo el día del Bautismo, porque no voy a ser parte de una farsa y de una imposición.

Luz, con mucha vergüenza, me ofreció miles de disculpas, pero el daño ya estaba hecho.

Evidentemente no todos hemos vivido una historia idéntica, pero ésta se resume a distintos aspectos que pasan en todas las familias:
-La prima que sale con su domingo siete
-La tía que mantiene sola a su familia porque su marido es un imbécil
-El familiar que te decepciona 

Y así fue como después de tantas promesas Luz aplicó la frase: ¡Dice mi mamá que siempre no!

Ana Eng

No hay comentarios:

Publicar un comentario